El anterior largometraje de Rob Savage, Host, era un terrorífico metraje encontrado, rodado íntegramente en Zoom durante el confinamiento. Esta vez, hace de la pandemia el subtexto mismo de su guión, en el que un influencer con mentalidad conspirativa protagoniza un viaje que se convierte en pesadilla. Asumiendo hasta el final sus sesgos estéticos y narrativos, esta terrorífica montaña rusa rodada íntegramente con una dashcam y un iPhone sale airosa del disparatado reto de ceñirse a los sombreros de una heroína antipática, ególatra e irreverente y, al mismo tiempo, implicar al espectador, que no puede resistirse a semejante tsunami de furiosa locura.
PD: mantente atento a los mejores créditos finales de la historia.