Andrea Bianchi, director de un par de películas bis bastante sugerentes (la brillante Cry of a Prostitute y Strip Nude for Your Killer), responde aquí a la gran demanda de películas de zombis a finales de los años 70 con esta película chapucera. Sin duda floja, pero fatalmente entrañable, La Noche del Terror cuenta con una galería de personajes genialmente estúpidos, situaciones inverosímiles que se alargan más de lo necesario y, a pesar de todo, algunos maquillajes sangrientos bastante llamativos. Pero todo el sabor de la película proviene de sus escabrosas inclinaciones, que se desarrollan tanto delante como detrás de la cámara: para interpretar al joven niño del grupo de supervivientes, la producción recurrió al diminuto actor Peter Bark, que tenía 25 años en aquel momento. Encarna a un querubín con tendencias incestuosas, lo que da lugar a varias escenas descarnadas.