Robert trabaja como recolector de cadáveres, coleccionando partes de cuerpos que expone en tarros en su casa. Vive con su novia, Betty. Ambos son necrófilos. Un día, Robert trae un cadáver y la pareja se entrega a juegos sexuales...
¿Por qué ver esta película?
Berlín, finales de los 80: un pequeño grupo de colegas se reúne con una cámara de Super 8, un esqueleto barato y algunos órganos de animales rescatados de las carnicerías locales. De este movimiento punk contra la censura emergerá un nombre del lado oscuro del cine: Jörg Buttgereit. Con su enfoque frontal pero poético de un tema considerado tabú, Nekromantik se convertirá en una película de culto y un hito artístico de su época. Lo que tenemos aquí es un acto cinematográfico loco, indomable y total, una oda a la extrañeza de los deseos y sentimientos humanos, un poema de oscuridad abismal con un conmovedor sentido del humor.
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