En la segunda mitad de los años setenta, Dino De Laurentiis, impresionado por el éxito de Tiburón, se lanzó a la producción de Orca, cuyo guión se inspiraba en gran medida en la película de culto de Spielberg. Pero eso no impidió que Orca navegara a su aire, invirtiendo el esquema acosador/acosado de Tiburón, haciendo del hombre el verdugo y del animal la víctima, creando así una profunda empatía hacia su depredador marino. Las secuencias dedicadas a la orca son también de una potencia poco común. Por supuesto, la música de Ennio Morricone también contribuye a ello. No hay necesidad de salvar a Willy, está listo para patear traseros por su cuenta.