Después de Las ruinas y Jamie Marks está muerto, Carter Smith vuelve a la carga con este pequeño thriller tenso e incómodo, cuyo horror orgánico y sucio se sumerge en imágenes descaradamente sexuales. Además de los excelentes Jena Malone y Cooper Koch, la presencia de un Mark Patton poco habitual en el reparto, en el papel de un criminal manipulador y sádico, resulta deliciosa y más que pertinente, dada la huella indeleble que dejó en el terror queer con Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy.